Persiguiendo a mis fantasmas, historia de caballeros: Un homenaje a la literatura de caballería del Siglo XVII.

18 minutos

Estimado lector, antes de comenzar a narrar el libro que tiene entre sus manos, un pequeño apunte aclaratorio. Este libro, en el que se narra las aventuras del Ilustre caballero nacido en tierra de Castilla en la célebre comarca de San Carlos del Valle, allá por el año 1555, pretende ser un homenaje de una parte de su vida en la que alcanzaría su sueño convertido en realidad. Nada hubiera sido posible si su cabeza distraída se hubiera llenado de fantasmas que en forma de sombras hubieran alimentado un sueño. Cabalgar por el mundo imaginario, con su caballo, su lanza y su querido compañero, quizás menos cuerdo que el mismo que relata este escrito, pondrá una vez terminada su vida en pergamino todo lo que a su juicio ocurrió durante el periodo de su ya alargada vida que en apenas dos décadas fueron suficientes para llenar el libro que aquí título “Persiguiendo a mis fantasmas, historia de caballeros” precursor de otros ilustres libros que con su propio acento y sin grandes pretensiones quedará escrito para ser leído por la persona que en sus manos caiga. Ojalá buen uso de este haga y no queme en la hoguera o haga despropósito que no sea otro que dar a conocer la vida de este Ilustre caballero y de todo lo que en él se relata. No pretendo copiar ni imitar a ninguno, que cada uno tiene su acento, su tiempo, su vida y su historia
Lo aquí relatado es ficción. Y como en todos los libros que escribo siempre Homenaje a todos mis seres queridos y especialmente a mis antepasados.
Persiguiendo a mis fantasmas, historia de caballeros. Homenaje a los libros de caballería, y en particular a Don Quijote de la Mancha.  El condado del blanquillo se encuentra situado geográficamente en la vega del banquillo entre las localidades de San Carlos del Valle y La solana. Concretamente en Tajones del Pardo se situaba la casa denominada la casilla. Esta zona tuvo gran importancia, pues por ella transitaba el camino real que conduciría hasta la localidad cercana de Membrilla. Era una zona regada por el río Azuer y destaca un paisaje llano hasta llegar a la altura de San Carlos del Valle donde varios cerros conocidos como Ceporrero, Montoso, La Toba y las Teresonas dan un aire de cierta realeza. Desde lo alto de La Teresona se divisa hasta alcanzar la vista en un día despejado la alta Torre del pueblo de La Solana y por su puesto el cercano de San Carlos

Don Melitón

La sombra enamorada a la que incluso el protagonista le cuestiona “Y yo que creía sufrir por aquel entonces la tortura mal de amores no viene ahora resultando que no era yo sino la tuya quien estaba enamorada. De como el amor se desgana y ciega las mentes. Mal de amores sin duda el que recientemente tuvo nuestro protagonista que le llevo a imaginar su Casilla como castillo embrujado “lugar de ensueño donde anidan la más hermosa flor conocida que en mi pensamiento un día llegué a albergar y cobijo pensé tener en mis años dorados de retirada en esta tierra”. Y que posteriormente tras un proceso de dolor y pena pensó que aquella dama que se acercó a su castillo lo engatuso de tal forma, que quiso ver lo que no era y después de un tiempo de pestiños y peñazos decidió partir a lejanas tierras”. Todos son sin duda ingredientes de los caballeros andantes: mal de amores, aventuras, idealización de la realidad….

COMENTARIO

Del prójimo que sufre sin importar su clase social ni su condición económica. Don Quijote de la Mancha es la primera obra literaria que da valor y dignidad al sufrimiento del pobre y del miserable. La tragedia clásica se fundamentaba en la dignidad de las desdichas de un individuo de estamento noble, pero la literatura clásica ridiculizaba el sufrimiento y las carestías del pobre. Por eso, la comedia hasta Cervantes se articulaba en torno a personajes de clase baja y sus desdichas. Don Quijote de la Mancha sería, más bien, una tragedia que reconoce que en el sufrimiento del humilde hay dignidad. Ya no es el héroe que persigue su desdicha cual maldición o castigo divino, sino aquel en cuyas venas no corre sangre noble quien sufre por causa ajena y además no cuenta ni con el beneplácito del mismo narrador. Numerosos son los pasajes de la novela cervantina en los que Sancho es apaleado por la causa de su amo, y el narrador, en un ejercicio de ingratitud, ni siquiera aprecia ese sufrimiento. Todos los insultos, las burlas y los desprecios se los lleva el escudero, incluso por parte de Alonso Quijano. Célebre es el pasaje, por ejemplo, en el que Sancho se niega a darse tres mil azotes para liberar a Dulcinea y recibe por ello los insultos de la ninfa (II, cap. XXXV).

El siglo XVII en España estuvo marcado por una serie de crisis políticas, demográficas, económicas y sociales. A pesar de que el siglo anterior había sido de grandeza y expansión para la monarquía hispánica, el siglo XVII fue testigo de un declive. La economía española sufrió una profunda crisis, especialmente en la Corona de Castilla, que enfrentaba altos gastos en la política internacional del país. La agricultura también se vio afectada, con epidemias y el traslado de campesinos a las ciudades, lo cual provocó una disminución en la producción agrícola. La industria artesanal se deterioró debido a la competencia de productos más baratos de Europa. El comercio también se redujo, afectando las ferias castellanas y el comercio con América. La Hacienda Real experimentó una grave crisis debido a los elevados gastos de la corte y las constantes guerras, junto con la disminución del oro y la plata provenientes de América.

SIGLO XVII

La población española, que había experimentado un crecimiento continuo en el siglo XVI, se estancó en el siglo XVII. Las causas fueron las epidemias, las migraciones al Nuevo Mundo, la expulsión de los moriscos y las guerras constantes. La nobleza aumentó su número a través de la venta de títulos nobiliarios, lo que llevó a un aumento de las obligaciones y tributos para los campesinos. El clero también creció en efectivos, con muchas personas ingresando en la vida religiosa debido a la escasez y el hambre.

En términos políticos, el reinado de Felipe III estuvo caracterizado por la figura del valido, con el Duque de Lerma ejerciendo una gran influencia. Sin embargo, el gobierno estaba más preocupado por sus intereses personales que por los asuntos gubernamentales. Felipe IV delegó en otro valido, el conde-duque de Olivares, cuyo objetivo principal era lograr la hegemonía de Europa. Sin embargo, sus medidas, como aumentar los impuestos y repartir los gastos militares entre los diferentes reinos, provocaron revueltas en Cataluña y Portugal. Aunque se logró recuperar Cataluña, Portugal finalmente alcanzó la independencia de la monarquía española.

En resumen, el siglo XVII fue un período de crisis y declive para la monarquía hispánica, con problemas económicos, demográficos y políticos que afectaron a la Corona de Castilla. Las medidas adoptadas para intentar resolver estas crisis no tuvieron éxito y, en algunos casos, provocaron más conflictos y la pérdida de territorios.

Primera parte.

¿Dónde tengo mis fantasmas, dónde están que no los veo?

Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías”

En un lugar de la Mancha cuyo nombre era el “Condado del Blanquillo” también conocido como el “Condado de Melitón” hace mucho tiempo vivió un hidalgo caballero sin oficio conocido. Por nombre Don Simplón, no sabemos a qué obedecía, más parecido a un apodo o a un descortés aumentativo. Aunque de edad frisaba los cincuenta, parecía por su forma menuda y algo acoplada de menor edad. La tez morena, el cabello ligeramente ondulado, con ciertas canas que parecieran no molestarle. Los ojos ligeramente verdosos, cejas sobradas, pelos de la barba entre negros y blancos de poco contenido. Orejas soplonas que parecían ruedas de molino, de aquí le vendría una cierta sordera. A pesar del tamaño de los tímpanos, apenas si escuchaba, por lo que tenía normalmente que repetir la frase para escucharse a sí mismo. Manos con dedos cortos, uñas bien pulidas. Tenía costumbre de arreglarse y cuidarse, no fuera a quedarse en el camino y que lo vieran con mala guisa. No era muy alto, aunque tampoco la gente que le rodeaba gozara de aquel privilegio, sin embargo, iba ligeramente encorvado por un problema que tuvo a los pocos años de nacer. Como todas las clases sociales de la época de la época, nadie estaba contento con su nacimiento. De hidalgo a caballero había un gran trecho. Aunque la distancia no pareciera impórtale rozando la cuarentena, dejo de trabajar sí, pudiera llamarse trabajo del quebranto a la ociosidad. Algo aventurero en sus sueños se acrecentaron cuando en sus manos empezaron a caer los libros de caballería que por aquella época eran los más abundantes y conocidos. No tuvo muchas relaciones con la gente de la aldea. Vivió solo con una hermana que murió a los veinte años, por lo que casi media vida se vio obligado a apañarse en su casa como podía. Especialmente cuidadoso era en los detalles, sobre todo le gustaba agudizar el oído y enfilar los ojos para retener en su mente cuanto veía. Le daba mil vueltas a todo. Tenía espíritu inquieto, de amigos pocos, de enemigos muchos, pues nadie lo miraba con buenos ojos: pensado “huraño y alejado del pueblo”. Sin embargo, el mismo decía, que “no es como te veas, sino como te ven lo que forma al final tu sentido de la vida”. La religión fue importante en algunas etapas de su vida, según alguna conveniencia. Su fe no era de roca, y muchas veces influenciada por algún que otro sermón del cura que por turno viviera en la aldea. Tenía gran respeto al futuro, a la muerte más, y esto le atormentaba, especialmente por las noches donde las sábanas de la cama parecían atraer todos los fantasmas que pululaban por la ventana. Tenía siempre un crucifijo al que besaba continuamente, creyendo que de esa forma “el cristo no lo abandonaría”. En las charlas menudas de pocos sermones, conversaciones cortas y convincente con las pocas ideas que tenía como sustento en su vida: el amor a su tierra, a su pequeña aldea, al campo, a Castilla, al honor y a la vida. Tuvo de pequeño solo un amor en su vida. Frisaba los veinte cuando conoció a la moza vecina de la aldea. Aunque estuvo muchos años fuera, sus padres, comerciantes de cáñamo, tenían continuamente que viajar, especialmente por Extremadura y algo menos por Andalucía
Esto sin duda marcaría gran parte de su vida, pues por los comentarios y charlas en “la casilla”, que tuvo con los padres y con la hija llamada Dulcinea, evocó desde joven el pensamiento de que algún día tendría de conocer aquellos reinos, especialmente el de Granada, al que con mucho gusto y tacto los padres de Dulcinea nombraban. Aunque fue aprendiz de escritor, de tanto tiempo cultivar el oficio de la poesía, su cabeza convirtió de pluma en espada y de ociosidad en aventura, se le secó el poco cerebro que tuvo.
Cierto día, entretenido en sus pensamientos, se le acercó un fantasma de los que cultivaba en su cabeza y en uno de sus paseos por el campo cuando salió se encontró una moneda con la cual conversó. El fantasma no era sino su sombra con la que últimamente no se despegaba incluso en la noche. También le acompañaba con cruel tormento de no poder apenas si dormir más de una o dos horas.
La moneda

Cierto día paseando por el campo vio una moneda. ¡Qué suerte encontrar en mitad de este campo una moneda de oro! Alguien seguro la habrá tirado, pues, no creo que en vez de cebada se cultiven monedas., también puede ser— se preguntaba que alguien despistado la hubiere perdido, lo cual entendió perfectamente, pues esa era su condición., incluso por pensar también le vino a la cabeza que algún día en uno de sus paseos se le hubiera caído a él mismo. Empezó a darle vueltas su cabeza por encontrar cuál solución. ¡Si la moneda no era suya, alguien vendría a buscarla! ¿Qué hago, la dejo en el mismo sitio, la guardo y me la llevo, la vendo o con el precio de ella me compro un pedazo de campo?
¡Pero que necesito de esto si ando sobrado de todo! Al día siguiente, encontró por sorpresa, en lugar de una, dos monedas. ¿Qué hago, me llevo las dos monedas o las dejo en el mismo sitio?
¡Quizás donde hoy hay tres mañanas haya cuatro y gran negocio hago! A la mañana siguiente, encontró un libro. ¿Qué es esto? ¿Será algún mensaje que alguien quiera darme?

En estas estaba cuando al abrir el libro titulado” Persiguiendo a mis fantasmas: Historia de caballeros” vio que trataba sobre las aventuras de un Ilustre caballero de la Mancha que no hace mucho tiempo vivió en un pequeño Condado cuyo nombre no se mencionaba porque según dice» no es bueno citar los nombres de los lugares por donde pasan los caballeros que eso es cosa de escritos de poca monta” Situar los lugares y sitios más propios de novatos que se quieren dar fama ellos mismos. Los grandes caballeros solo citan aventuras que le suceden y procuran deshacer entuertos, socorrer a viudas y hacer justicia.

Una vez abierto el libro se dijo ¿Que hago, lo dejo en el mismo sitio, no vaya a ser que alguien lo hubiera perdido y venga mañana a buscarlo? A la mañana siguiente, encontró el libro abierto y en el prólogo una dama clamando justicia le dijo a un caballero que por suerte pasaba por aquel lugar: ¡Justicia, Justicia! Esto le hizo pensar en ponerse en lugar del caballero, desfacer el entuerto que la ilustre dama le habían ocasionado aquellos desarmados que sin honor y honra a la dama habían ultrajado llevándose el baúl donde sus joyas conservaba, y el honor, que era peor remedio que la propia enfermedad “Más si yo pudiera encontrarme dentro del libro y dejarme arrastrar por la belleza que sin duda debe tener esa dama afligida, y consolarla con mi mano, y golpear fuerte en aguerrida batalla con mi caballo volando por los campos de Castilla, y deshacer la ofrenda, entregando el honor perdido a la dama, y adentrarme en el mundo de caballería”
Antes de dormir nuestro caballero cenando ligero, pues era su costumbre para que no le sonaran las tripas por la noche, se reclinó en la cama y con la luz del candil encendido abrió el libro, y después de ver a la dama que voces daba como si estuviera en la mesma habitación comenzó la lectura que relato a continuación.


Persiguiendo a mis fantasmas. Historia de caballeros
 
Prólogo de Don Cipriano de la Seda Manrique conocido por sus inquietudes literarias y transcripción de textos, traducciones y consejero Real durante el periodo de finales del siglo XVI
Don Gumersindo Narváez fue un escritor de principios del Siglo XVII. Publicó varios libros correspondientes al género literario de libros de caballería o novela de caballería que se caracterizaban por narrar las hazañas o proezas de un caballero- Una de las características de este género es que narra historias con estructura abierta de carácter episódico y prolongándose en el tiempo. Entre sus características principales destacan una serie de valores o principios como la honra, el honor las aventuras a través de grandes pruebas, la idealización del amor del caballero por su dama, el heroísmo y otras particulares de este escritor como tendremos ocasión de comprobar y que ahora a título de ejemplo citaremos como la fantasía que nace en su interior recreando un personaje ficticio dentro de si mismo que sale al exterior a través de una sombra que en forma de dialogo le acompañara, aconsejara, y guiará a través de toda la obra.
Dejo a continuación al propio autor del libro que exprese con sus propias palabras los motivos que según narra en su carta de presentación le llevaron a escribir este libro
 
Estimado lector tiene entre sus manos el ejemplar titulado Historia de Caballeros escrito por Don Gumersindo Narváez, caballero andante de profesión. Ocioso la mayor parte del tiempo, cultivo el gusto de la escritura a través de sus propias experiencias. Su historia no es digna de contar en este cuento, aunque algunas cosas sin duda caerán de vez en cuando por la pluma en algunos de los folios, no en balde su pretensión a la hora de escribirlo fue trazar en fina pluma aquellas historias que a través del personaje que acompaño a Don Simplón, su fiel escudero relató a este humilde servidor de pluma, como a veces me gustaba expresar. La historia que también se narrara en este cuento corresponde a otro personaje muy importante sin duda de nombre Don Melitón del cual se narrara como fueron sus descendientes desde el Valle de Lecrín cerca de Granada y a través de unos acontecimientos muy importantes tuvieron que finalmente trasladarse hasta la localidad de Argamasilla de Alba en la provincia de Ciudad Real. Serán Don Melitón y Don Simplón los personajes principales de este cuento. Del cual a su vez surgirán otros tan importantes como La Princesa de oro, conocida por Don Melitón en Italia. La hija que tuvo antes de partir y que posteriormente conocerá a Don Simplón en el encuentro que se recoge en la escena primera. Y Don Diéguez personaje siniestro y pícaro encantador que revoloteará de pasaje en pasaje uniendo escenas entre Don Simplón y la princesa de oro. No debemos olvidar sin duda que lo principal de esta historia será de como Don simplón abandona el condado del Blanquillo en busca de aventuras como caballero andante acompañado de su fiel escudero Don Sanchón, y como no de la sombra enamorada y sus fantasmas que alguno de ellos lo persigue y abandonó la Casilla antes de partir en busca de hazañas y aventuras que se describirán en el primer libro de este cuento.
inicio
Érase una vez un mundo imaginario donde los personajes que poblaban la tierra eran pequeños seres llamados Gnomos. Fueron destruidos por grandes hombres que con el deseo de conquista los expulsaron de su territorio. Grandes hazañas hicieron antes de que fueran vilmente aniquilados, pero en venganza prometieron que cuando la luna se juntara con el sol júpiter y venus volverían nuevamente a conquistar lo que en justicia les había arrebato aquellos que se llamaron caballeros. Mientras ocurría aquello uno de aquellos pequeños gnomos llamado “David” acordó con uno de aquellos caballeros por nombre “Melitón el conquistador” que antes de partir se transfigurara en uno de aquellos personajes para así compartir con una bella dama que conociera en una de sus aventuras la renovada conquista que le prometió el Señor Melitón. Como tendremos ocasión de ver a lo largo de este libro aquello que comenzó con destrucción probablemente en sucesivos libros se convertirá en la venganza que por ahora solamente quedó en tristeza por haber perdido el sueño que aquellas familias tuvieron. Y así a través de una de las sombras que pululaban por la casilla el Señor Don Simplón cuando decidió abandonarla en busca de aventuras antes de dormir y a la luz del candil encendido al ver a la dama se dijo “Más si yo pudiera encontrarme dentro del libro y dejarme arrastrar por la belleza que sin duda debe tener esa dama afligida, y consolarla con mi mano, y golpear fuerte en aguerrida batalla con mi caballo volando por los campos de Castilla, y deshacer la ofrenda, entregando el honor perdido a la dama, y adentrarme en el mundo de caballería”
De esta misteriosa forma en el libro que narrará don Gumersindo Narváez  el pequeño personaje David se convirtió en Don Simplón y comenzaron las aventuras que luego a partir del segundo libro narraremos, dejando en este primer libro las andanzas y aventuras del Señor Melitón que tuvieron desde el Valle de Lecrin en Granada donde estuvieron asentados los primeros familiares, la posterior huida al Albaicín donde se instalaron la segunda generación de esta familia, la huida de un grupo a las alpujarras y finalmente la llegada de los padres de Don Melitón a tierras castellanas en Argamasilla de Alba. De esto y otras cosas tratará el primer libro de Persiguiendo a mis fantasmas. Historia de caballeros

continuará
 

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